Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta noticias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta noticias. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de septiembre de 2025

Bolivia, al repechaje

 


Por: @CamiNogales

Tras ganarle a Brasil 1 – 0, en las eliminatorias al Mundial 2026, la Selección Boliviana de Fútbol, ‘La Verde’, quedó con posibilidades, 31 años después, de volver a jugar una Copa del Mundo. Cómo no imaginarte, papi, cuatro meses después de tu partida, celebrando esta noticia, con la que te regodearías ante tus amigos, tu familia y cualquier ser humano que se cruzara en tu camino. Te imaginé llorando a la par con los jugadores, alardeando de tu nacionalidad y esperando, desde ya, con ansias, marzo de 2026, mes en el que se jugará el repechaje. Imposible no llorar, después de ver los videos de tus compatriotas, henchidos de la emoción ante esta posibilidad.

Si Bolivia clasifica al Mundial, tu corazón quedaría dividido en tres camisetas: ‘La Verde’, del país que te vio nacer; ‘La Tricolor’, del que te acogió toda tu vida, y, obviamente, de ‘La Celeste y Blanca’, la de tu corazón. A todas les haré fuerza en tu lugar. 

En nuestra relación padre-hija, las noticias eran el centro, las debatíamos y comentábamos, por aquello de que soy periodista y porque tú vivías más actualizado que muchos de mis colegas. Por eso, empiezo con la más importante, la deportiva; pero en política te tengo una mejor, que te habría hecho recobrar la esperanza en el futuro de Bolivia. 

Después del 17 de agosto, domingo en el que se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales, se trazó el fin de la era, de alrededor de 20 años, del Movimiento al Socialismo, MAS, de Evo Morales. Sí, tal cual lo lees. 

A segunda vuelta, que será el 19 de octubre, pasaron los dos candidatos de derecha. Así las cosas, el próximo presidente será Rodrigo Paz o Jorge Tuto Quiroga, quienes no la tendrán nada fácil, pero cambiarán drásticamente el rumbo de tu país. 

Sigo con Colombia y con un hecho que te hubiera devastado. El infame atentado contra Miguel Uribe, en un acto de campaña política de su precandidatura presidencial en el barrio Modelia. Esto ocurrió 28 días después de aquel domingo, 11 de mayo.  Aunque sobrevivió, no fue posible su recuperación, y el 11 de agosto, murió. Este magnicidio nos hizo revivir la peor época de Colombia. El sentimiento generalizado fue de luto y desesperanza. No alcanzo a imaginar lo que te hubiera afectado el regreso de la violencia política, que creímos estaba superado. 

Este año, cuando hablábamos de las elecciones en Colombia, me preguntabas qué va a pasar. Hoy mi respuesta es más desalentadora, que la de esa última charla que tuvimos, porque no tengo la más remota idea. Hay, en total, 69 candidatos o precandidatos. Me siento incapaz de enumerártelos porque mi memoria no es tan prodigiosa como lo era la tuya. Lo cierto, es que, paradójicamente, el panorama electoral es totalmente incierto. Del resto, aunque pasa de todo en un día; todo sigue igual. Como siempre. 

Termino con la noticia musical. Este fin de semana es el Festival Cordillera en el Simón Bolívar. Allí se presentarán algunos de tus artistas favoritos como Miguel Bosé y Rubén Blades. ¿Sabes quién cierra? Mi favorito, Fito Páez, del que soy fan gracias a ti. Siempre sentía mucha emoción antes de verlo, pero ahora tengo temor porque me romperá el corazón y me recordará que ya no estás aquí. Nadie me llamará, al día siguiente y a primera hora, a preguntarme los detalles del concierto, si Fito está viejo, si tiene la misma voz, qué tal la banda, con cuál abrió, con cuál cerró y mil preguntas más que solo formularías tú. 

Eso es todo, papi. Intenté hacer este resumen de estos cuatro meses, en los que los días se han tornado bizarros. Lo más seguro es que no recuerde algunos detalles porque el dolor me impide, a veces, concentrarme en algo diferente al vacío de tu ausencia. 



miércoles, 8 de septiembre de 2021

De vuelta al ruedo

 



Por: @CamiNogales

Tras año y medio de pandemia, trabajando en casa, en leggins y tenis, sin gastar en transporte, ni enfrentarse al caótico tráfico bogotano -que ahora está peor-, comiendo saludable, aprovechando el tiempo para llevar a cabo otras tareas no remuneradas, pero divertidas como escribir este post, y compartiendo con la mejor compañera de trabajo (yo misma); recibí una de las noticias más difíciles de enfrentar en mis años de vida: debía volver a la oficina. En mi caso particular, no se trataba de un regreso, sino de ir por primera vez, lo que hacía de este anuncio algo mucho más complejo para una primípara en potencia. 

Desde entonces, ha pasado más de un mes. Mis temores eran todos porque el Covid es el ‘Coco’ para los adultos y nos dejó llenos de miedos. Compartir con personas, hasta ese momento, desconocidas; almorzar fuera, hacer uso del baño y transporte público, y manejar por otra ruta, diferente a las usuales, me quitaron, literalmente, el sueño. 

Quién dijo insomnio y vacío en el estómago la noche antes de ir. Mi cabeza iba a mil, pensando que me iba a perder en el camino, no iba a poder parquear el carro…en fin, fue una noche larga en la que en vez de contar ovejas, cambié de pinta, mentalmente, muchas veces. Al día siguiente, manejaba con el corazón en la mano como si me dirigiera hacia el juicio final. Llegar a salvo y sin ningún asomo de extravío fue mi primer gran logro del día. El siguiente, empezar a socializar con personas que sufrieron un proceso de transformación: de ser un círculo de Teams se convirtieron en seres humanos. 

Contrario a lo que pensé, hablé más que perdido cuando aparece. Almorzar también fue un reto, que fui superando con el paso del tiempo. En principio, los días tristes, de pico y placa, pedí taxi, pero, ante la enérgica protesta de mi billetera, me vi obligada a coger Transmilenio. En este medio de transporte, los miedos se agudizaron, intenté evitar cogerme de las barandas, pero mi agilidad y equilibrio, me impidieron sostenerme en pie, por lo tanto, no me quedó otra opción que hacerlo. 

Poco a poco, paso a paso, se han ido derribando los miedos que fueron creciendo, cada día, en medio del encierro. Me cae bien el mundo, los humanos diferentes a mi familia, menos esos que no aprendieron que, contrario a lo que ocurría antes, ahora, dar la mano, es sinónimo de mala educación. 

Volver a usar mi ropa ha sido divertido aunque, debo confesar, que quedé detenida en el 2019. Parece como si mi diseñadora de vestuario fuera la misma de Anne with an E. Volví al maquillaje, aunque lo que más me gusta pintarme es la boca, tapada por el tapabocas, valga la redundancia, lo que me genera una cierta frustración. 

A la gente le veo dos caras. Por lo tanto, excúsenme si los saludo dos veces como si se tratara de dos personas diferentes: una con tapabocas, y otra sin tapabocas. Un aspecto negativo de esta nueva realidad es evidenciar la mala memoria que nos caracteriza. Cuando nos sentimos en riesgo, prometimos ser mejores seres humanos, más solidarios. Ahora, que ya nos sentimos seguros, se nos olvidaron esas promesas, típicas de borracho en cantina. 

Volver al ruedo tiene sus ventajas porque, en algunas circunstancias, la cara del santo hace el milagro; en otras, pasa lo contrario. También significa copar nuevamente mi agenda con mis dates de sábado…con el odontólogo, oftalmólogo, ginecólogo y demás ‘ólogos’. 

Sin embargo, extraño aquellos tiempos en los que no había tráfico, ni inseguridad, ni la necesidad de inventar excusas para no cumplir con compromisos porque no era necesario. Ahora, toca nuevamente acudir a la imaginación para evitar encuentros y planes que no nos apetecen, simplemente porque no se nos da la gana.