Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta ejercicio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ejercicio. Mostrar todas las entradas

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Mi paso por el quirófano 2 (Preguntas - Respuestas)

 

Por: @CamiNogales

Ha pasado un mes y medio después de la cirugía y aún me formulan muchas preguntas al respecto. En este post responderé las más comunes y les contaré la evolución de mi recuperación. Insisto en que se trata de dejar información útil para quienes la requieran en un momento dado. Eso sí dejo la salvedad de que cada cuerpo es diferente, al igual que su reacción al procedimiento. Tampoco sé nada de medicina. Así que aquí les hablo de mi propia experiencia, que puede ser muy diferente a la suya.

 

¿Cómo se llama la cirugía?

Mastopexia de reducción.

 

¿Por qué me la hice?

Porque sí. Es un tema estrictamente personal que solo me importa a mi… Siguiente pregunta.

 

¿Cuánto duró el procedimiento?

Cuatro horas y media.

 

¿Cuánto vale?

Esa es una pregunta muy frecuente. De hecho, algunas amigas me pedían que preguntara cuánto costaba una liposucción para ellas o cualquier otra cirugía estética, inquietud que no puedo resolver porque cada cuerpo es diferente y, por esta razón, es necesaria una valoración previa del médico.

 

¿Cómo queda la cicatriz?

Es en forma de T invertida. Después de que sana completamente la herida, es preciso hacerse masajes con crema para que quede una cicatriz muy delgada. Esa etapa aún no la he empezado porque mi herida está terminando de sanar. En 15 días me darán las respectivas instrucciones.

 

¿Por qué se ha demorado tanto en sanar?

En estas cirugías hay puntos internos y externos. Los externos me los quitaron, pero el organismo me rechazó dos internos: uno a cada lado, con la mala suerte de que uno de ellos se infectó. Este es uno de los tantos riesgos de una cirugía. Son cosas que pasan y, en este caso, mi sistema inmune los rechazó. No fue necesario antibiótico. La herida se curó a punta de panela. (Después no digas que no te avisamos).

 

¿O sea que ya está bien?

Sí, pero aún debo ponerme gasas vaselinadas en las cicatrices y usar el mismo brasier postquirúrgico.

 

 ¿En qué talla de brasier quedó?

Todavía no tengo nidea. Sigo usando brasier postquirúrgico (como les dije anteriormente), incluso duermo con él. Debajo tengo gasas que me protegen. Por ahora, está descartado cualquier otro tipo de brasier. Sí es incómodo, pero pues al que le gusta, le sabe. Y no sé todavía cuál será mi nueva talla. Cada día trae su afán y, en su debido momento, tendré que ir a comprar.

 

¿Duele?

No duele. Primero porque se pierde la sensibilidad en la zona y porque mi cirujana tiene una mano muy suave. Una vez se empieza a recobrar esta sensibilidad, los puntos fastidian mucho. A veces se sienten corrientazos (no he sentido muchos) y la herida rasca. Más que doloroso, a veces es incómodo, pero no es tan terrible como uno se lo imagina. Incómodo es dormir boca arriba con varias almohadas, por eso uno de los grandes logros de la recuperación es volver a dormir de lado, pero con cuidado. (Salió en verso).  

 

¿Está feliz?

Normal, creo que aún estoy asimilando lo que me hice y todavía no me siento cómoda porque sigo en proceso de recuperación. Sí es algo que quería hacerme hace muchos años y, pues, todo es un proceso. Es un cambio muy positivo de salud física y mental. La espalda ya no molestará, mejorará la postura y me podré poner lo que quiera. Los cirujanos hacen magia con esas manos. Considero que uno también debe hacer una terapia de reconocimiento.

 

¿Cada cuánto tiene control?

A día siguiente de la cirugía, sin ganas de nada, tenía que ir a control. Durante dos semanas fui todos los días. A los 10 días me quitaron puntos intermedios, y a los 20, todos los puntos. Después, empecé a ir día de por medio para que me hicieran mis curaciones en el punto infectado. Luego “aprendí” a hacerme las curaciones e iba cada quinto día. El aprendí entre comillas se debe a que, cuando estaba sanando la herida, me hice una curación mal y no les cuento más…Por algo no soy enfermera.  

 

¿Cuándo se puede volver al gym?

En estos procesos hay que ser muy paciente. A pesar de ser una ‘paciente impaciente’, no he tenido otra opción que aguantarme porque cada decisión se va tomando paso a paso dependiendo de cómo reaccione el cuerpo. Siempre es un paso adelante, pero es largo. Cuando la doctora me dijo que eran dos meses sin ir al gimnasio, pensé que era una exageración, pero con el tiempo he constatado que no. El día que vuelva, tendré que empezar de ceros: combatir la pereza que me da porque perdí estado físico adquirido, y el ejercicio es muy desagradecido.

 

Se me olvidaba, desde la tercera semana pude volver a manejar.

 

Es que fue una cirugía grande: una reconstrucción en una parte muy delicada del cuerpo, y eso es lo que se decanta solo con el paso del tiempo. En este momento, estoy feliz porque la herida ya sanó. Mañana será otro día y avanzaré en otro aspecto. Pero esto es como la terapia del alcohólico, un día a la vez.

 

¿Se arrepiente de habérsela hecho?

En un principio uno desconoce la magnitud de lo que se va a hacer. Eso solo se va descubriendo con el transcurso del tiempo. Pero pues de eso se tratan las grandes decisiones en la vida. Si uno piensa, pierde. Esa es de las cosas que, una vez decididas, se deben hacer de una, sin mente. Lo que sí ocurre es que a veces la impaciencia me supera y quiero volver a mi vida anterior ya. Pero, como eso no es posible, debo respirar y seguir con los cuidados. Es mi salud.

 

P.D. Este es un consejo, de pura ‘sapa’ que soy. El día que usted tome la decisión de hacerse una cirugía estética, hágasela por usted mismo, no por los demás. Es un tema demasiado personal y a nadie más le importa. Esto lo digo porque he escuchado decir que se harán la lipo para que el man con el que salía, el cual no les paró bolas, las vea divinas. Y pues con lipo o sin lipo, la situación no cambiará. Es algo que uno hace solo por uno mismo. El que la quiere, la quiere; el que no, pues no.


lunes, 1 de noviembre de 2021

Mi paso por el quirófano

 

Por: @CamiNogales


El 17 de julio de 2011 escribí un post en mi Blog que se llamaba ‘Made in Rada’, en el que criticaba las cirugías estéticas, así como la falta de aceptación de los seres humanos que acudían a dichos procedimientos. Sin embargo, diez años después, durante un postoperatorio, les comparto mi experiencia sobre la cirugía que me hice. Esto comprueba, una vez más, que nada es absoluto y la vida es flexible.


Este texto no pretende ser una apología a las cirugías estéticas y mi única pretensión es brindar la información, que me hubiera gustado conocer, antes de tomar la decisión, para someterme a este procedimiento. Empecemos por el principio, la razón que me llevó a hacerme esta mastopexia de reducción – levantamiento y reducción- no es buscar ningún tipo de aceptación externa. Es más, a nadie le importa lo que yo haga con mi cuerpo. Como dicen por ahí: “mi cuerpo, mi decisión”.


Si esto hubiera pasado hace 20 años –cuando quise, pero por motivos económicos no pude -, como consecuencia de mi inmadurez, creería que, con la cirugía, se resolverían mis conflictos internos y todo cambiaría. Pero una cosa es una cosa, y otra cosa, es otra cosa, y eso hoy lo tengo muy claro. Lo hice por sentirme cómoda conmigo misma. Por un tema demasiado personal y también médico en el que no me voy a extender porque aquí lo importante no soy yo, sino el proceso.


Una vez la decisión está tomada y la plata ahorrada, encontré una cirujana, 100 % recomendada. Sabía de antemano que, independientemente del precio que cobrara, no pondría mi vida en riesgo solo por ahorrar unos pesos. Al examinarme, la doctora no tuvo ningún reparo en reiterar que la cirugía era necesaria, me pidió unos exámenes y hablamos de una eventual fecha, que sería entre noviembre y diciembre.

Sin embargo, me hice los exámenes ipso facto y, durante dos noches de conversación con mi almohada, en las cuales me persiguió el fantasma del arrepentimiento, decidí anticipar todo el proceso porque el que piensa, pierde y, en este caso, perder no era una opción.

 

La cirugía


La peor tortura de una cirugía es estar en ayunas y no saber hasta qué hora se probará el primer bocado de comida. Obviamente hay que ir acompañado y, lo más importante, salir con ese acompañante. La cirugía tuvo una duración de 4 horas y media. Cuando desperté de la anestesia, me contaron que fue compleja, no entendí la razón, ni me importaba, solo quería tomar el caldo de pollo del que escuchaba hablar.


La primera noche es bastante difícil porque, desde entonces y por un tiempo prolongado,  hay que dormir boca arriba con muchas almohadas o cojines debajo. Uno sale con dos drenes –tubitos en los que se canaliza la sangre de las heridas - los cuales generan incomodidad y solo se retiran cinco días después. La anestesia tuvo efecto contrario y me dejó con adrenalina arriba, lo que me impidió pegar el ojo en toda la noche.


Tomé antibióticos durante diez días. También me recetaron Dólex, pero no hubo dolor, así que no fue necesario tomarlo. Lo cierto es que sí necesitaba ayuda para pararme de la cama e ir al baño. Al día siguiente, fui a control, estaba cansada y con dolor en la espalda. Duré dos días sin bañarme y sin poder moverme mucho. La ayuda y compañía de mi mamá fue fundamental en esos días. 


Cada noche dormía un poco más. Pero hoy, en el día 12, ya duermo en dos fases, a pesar de la incomodidad de hacerlo boca arriba.Al tercer día, ya es posible bañarse envolviendo todo lo que uno tiene, gasa, brasier y venda en Vinipel, y con mucho cuidado. A veces se sienten leves punzadas por el restablecimiento del tejido y la cicatrización. Lo demás, son efectos propios de cualquier cirugía.


El día sexto fue otro avance considerable: me retiraron los drenajes. Ya me sentía en libertad. A diario me hicieron curaciones y me envolvíeron con gasa, brasier postquirúrgico y venda. Esta última, para evitar cualquier movimiento fuerte en los taxis, por cuenta de los huecos bogotanos.  Cabe anotar que hay que ponerse, en la parte de arriba, solo blusas o chaquetas de cremallera o botones para evitar subir los brazos.


Cada día hay un avance, se pueden estirar un poco más los brazos y dar un paso adicional sin ningún tipo de ayuda. Para lavarse el pelo, es mejor ir a la peluquería porque, aunque es inconsciente, esa fuerza puede perjudicar el proceso de recuperación. El día 10 me retiraron puntos intermedios, pero hasta dentro de semana y media me quitan los demás.


Es recomendable caminar y comer saludable para que la cicatrización sea la adecuada. El gimnasio debe esperar mucho tiempo porque no es posible hacer ningún tipo de fuerza. Este es un proceso gradual, de mucha paciencia.


En el día 11 intenté manejar, pero el movimiento del timón me costó trabajo, así que esperaré unos días más. Ya estoy de vuelta en mi casa, cuidándome, sin hacer esfuerzo, pero ya me puedo valer por mi misma. Obviamente necesito ayuda para algunas cosas, pero lo básico lo puedo hacer sola sin problema.


Sobre la cirugía en sí, quiero decirles que esta cirujana es una maga. El cambio es radical. Dios bendiga sus manos por lo que hizo conmigo y lo que hace con los demás. Tiene una mano muy suave y prueba de ello es este postoperatorio que, contrario a lo que pensé, no fue doloroso.


Este es un tema de salud física y mental, y, por eso, le estoy gratamente agradecida, a ella, a su equipo de trabajo y a quien me la recomendó, porque ellos, con su trabajo, cambian vidas. Aún falta mucho tiempo en este proceso de recuperación y, por esta razón, este post continuará cuando tenga más avances para contarles. De igual forma, si tienen preguntas, no duden en hacérmelas. Lo cierto es que mi postura está mejorando y ya empiezo a pensar en ropa que, por obvias razones, no compraba y que, ahora, sí podré lucir. Aunque parezca frívolo...no lo es.