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domingo, 31 de enero de 2016

Lo que todos quieren saber



Por: @CamiNogales 



Cuando uno pasa el cuarto piso y está soltero sin hijos, despierta sospechas en el prójimo. Todo el mundo especula sobre el por qué del estado civil y se preocupa porque no tuvimos hijos, brindando una serie de soluciones a lo que ellos llaman ‘problemas’.

La solución al primero es acudir a Internet, donde todas las mujeres que no lo lograron en la vida real, consiguen marido extranjero, se van del país y están “de lujo”. La salida al segundo tema, en caso de no resolver el primero, es salir con un man bien churro y esa misma noche hacer el hijo, del cual él no sabrá de su existencia.

La segunda opción sería la inseminación artificial y si este cuerpecito no da pa' más, pues tocaría la adopción. Cabe reiterar que todos estos consejos me los han dado sin pedirlos.

“¿Por qué no te casaste? ¿No te aburres sola? ¿Si te gustan tanto los niños, por qué no tienes hijos?” Esas son las preguntas a las que me enfrento cada vez que tengo la opción de hablar con alguien. No me molestan, pero la verdad no sé cómo responderlas. También sé que hay una que no me hacen, pero que la piensan. “¿Será que no tiene ni marido ni hijos porque es gay?”

Empiezo respondiendo la última. Amo los hombres y no tengo nada en contra de las lesbianas, pero no lo soy. No me he casado porque a mi vida no ha llegado ese gran amor con el que uno quisiera compartir lo que queda de este camino. No tengo hijos por la razón anterior y, aunque muero por los niños, me hubiera gustado tenerlos con un papá al lado, así que no acudiré a ningún mecanismo diferente para ser mamá. Lo que nos toca no es igual para todos y ser diferente no significa que sea deprimente.

¿Me aburro sola? A veces, pero eso también pasa acompañado. Que si me gustaría que alguien me lleve el desayuno a la cama, pues obvio que sí. Pero pues si no hay nada, no pienso en eso. Simplemente vivo plenamente este momento, dedicada a mi, a mi familia, a mis amigos, a lo que la vida me ofrece en el presente, que no es menor por el hecho de no tener esposo e hijos.

Es lo que tengo y lo que disfruto. Ser soltero no es sinónimo de amargura, es simplemente una forma de vida, al igual que otra, y no es mi mayor preocupación. Por lo que sí trabajo, a diario, es por encontrar paz en mi corazón, por sanar a esa niña que llevo dentro y acompañarla a crecer.

Esa es mi misión de hoy y no estar buscando, desesperadamente, con quién compartir mi vida. Ya llegará y si no, no pasa nada diferente a que seguiré viviendo intensamente cada segundo que Dios me da en la tierra.

Todos queremos amar y ser amados, pero el amor propio es el que nos permitirá encontrar un complemento y no a quien nos llene esos vacíos emocionales que solo son de nuestra competencia. El amor mueve el mundo y yo amo a cada ser humano que pasa por mi vida y que me enseña algo nuevo para crecer.

Ahora todo será más fácil para mí y a quien me pregunte, solo le enviaré el link de este post.