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domingo, 11 de septiembre de 2011

Que no le pase a usted

Por: @CamiNogales

Hay situaciones en la vida que uno quisiera evitar, pero que, simplemente, ocurrieron. Son hechos de los cuales no se vuelve a hablar nunca en la vida, hasta que una testigo de los mismos, abre un blog y, sin pudor alguno, decide publicarlos. Lo positivo de este post es que se habla del milagro y no del santo, así que al que le caiga el guante…

Esas cosas de la vida es mejor que no le pasen a usted, ni a nadie, como llegar a una oficina de una reconocida institución y, en el primer día de trabajo, acabar con la página web y lograr lo que ni siquiera Anonymous (colectivo internacional de hackers) había logrado en sus intentos por hackearla, que fue borrar la información de tres meses de trabajo de un equipo de más de seis personas.

Después de semejante cagada y vaciada de la que fue objeto el incauto, que sólo estaba cacharreando e intentando aprender los mecanismos internos de la página, es probable que consiga un mejor trabajo en Anonymous.  

Pero no sólo en la vida laboral se corre el riesgo de cagarla…en la personal también. Fijo en el momento en que hay química entre dos personas y éstas deciden salir para conocerse más, en la segunda salida alguno de los dos se toma uno que otro trago de más y le sienta un poco mal.

El resultado es nada más y nada menos que la devolución del licor y una muerte instantánea, de la cual resucita hasta el día siguiente en la casa de su conquista, de la que comprobó sus verdaderas intenciones. ¿El resultado? Se los dejo a su imaginación.

A veces las mamás son víctimas de su propio invento y ellas se buscan su  propio destino. Como le pasó a la mía que siempre ha tenido problemas en decir su edad. Ella estaba en la Universidad y se encontraba en la casa estudiando con unos amigos el día de su cumpleaños.

Yo tenía siete años y era consciente de que mi mamá hacía hasta lo imposible por esconder el paso de los años, pero ella no era consciente de lo que yo era capaz de hacer y, mucho menos, en venganza de un regaño materno.

Pues me encerré en mi cuarto y, dos minutos después, asomé la cara por la puerta y grité: “¡Para que sepan, mi mamá cumplió 30 años!” Ya se imaginarán las carcajadas de los compañeros de mi querida madre y la cara de esta pobre mujer a quien no le desnudaron el alma, pero sí el inevitable y odiado paso de los años.

Mis amigos, durante nuestros años mozos, en las noches, después de dejarnos en nuestras casas, seguían tomando y daban vueltas por ahí. Una vez les dio por buscar ‘fufurufas’ y uno de ellos quedó ‘matado’ con una mona despampanante de esas que cualquier mujer envidiaría.

Era completamente espectacular que no tuvo necesidad ni de hablar con ella, la química fue suficiente para comenzar a desfogarla con besos y caricias, hasta que descubrió que no era tan ‘mamacita’ como parecía, sino más bien ‘papacito’. Todos los demás fueron testigos de la reacción de aquel amigo que cayó en las garras de Alfredo.

Una amiga que fingía ser la mejor amiga de todas, no lo era tanto. Una vez comenzó a darle consejos de belleza a otra, que se caracterizaba por su bozo chino (aquí chi aquí no) y, para acabar con este problema, cogió una cuchilla de afeitar y, a palo seco, le afeitó sus pelitos…ya se imaginarán el bigote, estilo Horacio Serpa, que le salió a los pocos días a esta pobre.

A veces las personas, por estar en el lugar equivocado, no se alcanzan a imaginar de lo que serán víctimas. Aunque se sientan seguras en la casa de su mejor amiga, nunca cuentan con que ella va a pelear con su hermana mientras ésta última está, en el comedor, comiendo huevo frito con arroz con otra amiga, antes de ir a una fiesta de 15, vestida de satín.

Pero como dicen por ahí “aunque el mono se vista de satín, mono se queda”, pues este elegante vestido no fue un obstáculo para lanzarle el huevo frito a su hermana que, por cuenta de su mala puntería, le cayó en el hombro a la amiga.

Estas son sólo algunas de las cosas de las cuales prefiero prevenirlos para que no le pasen a usted y, en caso de que le ocurran, tome una decisión radical antes de que personas como yo conozcamos su historia, y optemos por publicarla en nuestras Bobaditas Varias.